Todos guardamos en la memoria de nuestra infancia algún(a) muñec@ en especial, que por algún motivo insistimos en que nos acompañe más tiempo del necesario. Al que conservamos incluso cuando ya estaba sucio, deshilachado y deformado.
No creo que nadie pueda explicar el verdadero por qué de esa decisión, el por qué ese y no el otro. Supongo que estas elecciones que hacemos son similares a muchas a lo largo de nuestras vidas y tienen que ver con algo mágico, casi espiritual, que nos conecta con alguien o algo de una manera más profunda y emotiva sin saber bien por qué.
Muñeca: Porcina y los germenes chicos
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