El deseo, quizás frustrado, de un noviazgo adquiere dimensiones de ansias infinitas representadas por el uso pertinaz de velos convertidos en signos visibles de intenciones insatisfechas. Se trasluce el desconsuelo en los ajuares. Por ejemplo, los encajes bien trabajados de las «negligés» ya fatigados por el uso, sin conseguir las metas anheladas, tienen la función de representar la desdicha.
Por: José Antonio Pérez Ruíz
Critico de Arte,AICA
Obra:Compañeras de procesión
No hay comentarios:
Publicar un comentario