El arte, alejado de su instrumentalización premeditada y situado en el horizonte de la gratuidad, se manifiesta como plataforma viable para la pregunta por el sentido de la existencia y como fuente de la acción libertadora. Es la imagen como icono, no como ídolo, como apertura, promesa y traducción, y no como repliegue, caducidad y mimetismo vano.
Ángel Darío Carrero, ofm
Custodio de los Franciscanos del Caribe
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